05 diciembre 2014

Cuestiones de género en el manga para mujeres

El género en dos mangas de Mizushiro Setona


Como siempre, sigo preocupada por las cuestiones de género en la cultura mediática, y este mes le ha tocado el turno a dos mangas para chicas o shôjo, ambos son obra de Mizushiro Setona. Aunque los ponga a parir en los próximos párrafos, quiero aclarar que ambos me han hecho disfrutar mucho con su lectura y son muy recomendables, más profundos y psicológicos que la mayoría de shôjo que una se encuentra por ahí.


After School Nightmare



"Pesadilla después de clase"



Este manga se enmarca dentro del subgénero transexual o gender bender. Se trata de la historia de un chico llamado Mashiro con un cuerpo muy particular: de cintura para arriba, chico; de cintura para abajo, chica. Vamos, que tiene vagina pero no tetas. Su aspecto es bastante adrógino, y la autora se recrea mucho en ello, como podéis ver en la portada del capítulo (es el de en medio). Este chico ha vivido toda su vida como hombre, pero cuando le viene la regla tiene que afrontar la cuestión de su sexo, y lo va a hacer en una trama de instituto en la que se enamorará de dos personas: un chico y una chica. Al principio, intentará afirmarse en el rol de hombre, protegiendo a la indefensa y frágil Kureha (la chica de la derecha); pero por quien realmente siente pasión es Sou, el machorro de clase (a la izquierda en la ilustración), un "chico duro" que intuye su secreto y no se corta un pelo en cortejarle.

La autora complementa esta trama de telenovela con el mundo de los sueños, unas clases especiales a las que sólo algunos alumnos son convocados y en las que comparten un sueño colectivo. En el sueño toman la apariencia de su imagen interior y tienen que luchar entre ellos por conseguir la llave con la que salir del sueño y "graduarse". Mashiro, según se encuentre más identificado con una u otra parte de sí mismo, aparece vestido con el uniforme femenino o masculino del instituto.

Literariamente, mantiene la tensión en todo momento, saltando de una escena a otra, colocando en cada momento decisivo a un tercero que está mirando, profundizando en la psicología de los personajes hasta el límite. Todos tienen un trauma o cuestión que superar, personificado en el sueño. La autora va hilando la trama principal con personajes secundarios la mar de interesantes a lo largo de 39 capítulos (10 tomos) que convierten a esta serie en adictiva (y un problema cuando tienes exámenes de septiembre!). Este manga fue publicado en Japón en la revista Princess entre 2004 y 2007. Ha tenido bastante reconocimiento en el mundillo del manga, siendo nombrado por la Young Adult Library Services Assotiation como una de las diez mejores novelas gráficas para jóvenes de 2008; y fue nominado para el premio Eisner en 2007 en la categoría de Mejor Edición Americana de Material Internacional - Japón.



A partir de aquí hay spoilers


Empecemos pues, con el análisis. El carácter de Mashiro es desde el principio híbrido: un chico de apariencia alegre pero internamente inseguro, algo asustadizo, preocupado por no herir ni disgustar a los demás hasta el punto de que Kureha lo llama "el príncipe de la hipocresía". Se esfuerza todo el tiempo por ser un chico responsable, fuerte y decidido (ésa es su concepción de hombre), y toma como modelo al profesor de kendo... que al final resulta ser un farsante. Parte de esta autoexigencia suya recae en negarse a sí mismo su atracción por Sou, que lo seduce ya desde los primeros capítulos. La homosexualidad está fuera de los planes de Mashiro... se deduce que también está mal vista en Japón.

Tiene que ser su yo femenino, encarnado en uno de los sueños, quien le diga: "a mí no puedes engañarme, estás completamente enamorado de Sou". Los sueños funcionan como un extraño mediador entre las distintas actuaciones de los personajes en la realidad. Al mismo tiempo, Kureha se cansa de que la trate como a una criatura y se va a resolver sus problemas sola. Mashiro intenta afrontar la pasión ardiente de Sou, al principio con timidez y después con decisión. Vemos como paulatinamente va asumiendo comportamientos de chica. Ya los tenía desde el principio (se sonrojaba y pegaba bofetadas cuando se sentía ofendido), pero a partir de que empiece a verse con Sou lo veremos armar escándalos, decaer, llorar, incluso vestirse de chica y pedir compasión a su senpai el profesor de kendo... el cual terminará aprovechándose de él. Vistos los errores que comete tanto como chico como como chica, Mashiro se verá avocado a afrontar su fragilidad de raíz.


Esta parte de la historia nos regala momentos homoeróticos realmente deliciosos...

En estos últimos sueños, aparece con el uniforme femenino y ha cambiado las espadas dobles por una bandada de pájaros negros que salen de su cuerpo y atacan al enemigo. En una de éstas, se queda atrapado en el sueño y "sueña" dentro del sueño que es una mujer de verdad. La pesadilla es tan angustiosa que, al despertar, va corriendo a buscar a Sou y le pide que le "convierta en una mujer" (ya os imagináis a qué se refiere). Después de esto, no hay ninguna duda acerca de los roles que ambos desempeñan en la relación.

Acerca de los otros protagonistas. Sou y Kureha llegan a ser tan interesantes como Mashiro. Kureha se nos presenta como una chica traumatizada por la violación de que fue víctima en la infancia (de hecho, acepta a Mashiro en cuanto se entera de que es "medio hombre"), y a lo largo de los capítulos va encontrándose más y más desafíos que la llevarán a tomar la decisión de hacerse cargo de sí misma. Al final de la serie reaparece como una Kureha fuerte, capaz de luchar por sí misma, y que dedica sus últimos esfuerzos a ayudar a Mashiro a graduarse. Sou sufre el proceso inverso: aunque al principio lo vemos como un ligón y un tipo duro, frío y solitario, personificado en un caballero de armadura negra; tiene su talón de Aquiles en su hermana, por la que tiene un apego incestuoso y con la que se debate constantemente por ser capaz de dar su corazón y su confianza a otra mujer. Al final de la serie se descubre el secreto de la hermana y se revela que Sou había sido desde el principio el personaje más débil.


Bizarre love triangle!



Así terminan los dos juntos, Sou y Mashiro, como una extraña pareja, de cara al público son compañeros, pero en la intimidad son novio y novia. Eso es algo que me decepcionó: a pesar de que se debate mucho sobre los roles, se distinguen claramente el mundo de los chicos del de las chicas, y Mashiro finalmente mata a su yo masculino para identificarse totalmente con una chica. Hasta Kureha dice "creo que Mashiro es realmente una chica, y me sorprendería mucho de que saliera con una mujer". Para lo interesante que era la lucha entre sus dos yos, masculino y femenino, la autora podría haber encontrado una solución intermedia... más queer. Pero no le puedes pedir a un shôjo que te cite a Judith Butler. Ella opinaría que este manga sirve a la heteronormatividad. Las lectoras del manga se identificarán con Mashiro-kun y celebrarán que se haya transformado psicológicamente en chica, que se haya juntado con un tipo tan guapo, duro por fuera y blandito por dentro como Sou, y que los dos sean amigos de una chica tan fuerte como Kureha.










"Kyuuso wa chiizu no yume wo miru" y "Sojou no koi wa nido haneru"




"The Cornered Mouse Dreams of Cheese"


Vamos ahora con un manga más adulto. Esta historia, editada en dos tomos en 2006 y 2009, narra la historia de amor entre un hombre heterosexual y uno homosexual. La esposa de Kyouichi Ichijou (debajo) contrata a un detective privado para que investigue supuestas infidelidades de éste. El detective, Imagase (encima), resulta ser un antiguo compañero de instituto de Kyouichi y que además ha estado siempre enamorado de él. Imagase le ofrece a Kyouichi ocultar las infidelidades a cambio de favores sexuales. Así comienza la tortuosa relación entre estos dos hombres.

No es nada sencilla, pues el amor de Imagase es obsesivo y le lleva a continuos ataques de celos y tristeza; mientras que Kyouichi no para de preguntarse si es capaz de amar a un hombre y de sentir que no le puede corresponder en la medida en la que él es amado. De por medio hay mogollón de discusiones de pareja e infidelidades con mujeres y hombres; pero también una vida cotidiana compartida y escenas llenas de ternura. Y, por supuesto, escenas eróticas cargadas con un matiz sadomasoquista que las hace la mar de excitantes...


Ahí, ahí, empálalo hasta el fondo!


La verdad es que es un manga dirigido a público adulto y eso se nota mucho en la narrativa. Hay otro ritmo, no es como After School Nightmare, donde en cada capítulo hay un montón de acción y de enredos... en este manga las cosas suceden a su tiempo, los sentimientos se desarrollan lentamente, hay menos esteticismo y más poesía de la vida cotidiana. Se da importancia a los detalles, como las colillas que Imagase se deja en el cenicero en casa de Ichijou y que éste conserva aunque hayan roto. La autora profundiza en la psique de los personajes a un nivel mucho mayor que en el anterior manga, no sólo importa la relación sino el modo de afrontar la vida. De hecho, recuerdo una cita del segundo tomo que dice algo así como "hay cosas más importantes en la vida que los líos amorosos...". Digamos que la perspectiva es realista... y adulta.



Amor obsesivo...


En el meollo del asunto hay, una vez más, una cuestión de identificación y roles de género. Me llamó mucho la atención la metamorfosis de Imagase, que al principio del primer tomo se presenta como un seductor, distante y elegante con su cigarro siempre en la boca... y, sin embargo, conforme va avanzando la relación comienza a mostrarse más débil y en seguida le monta un pollo a Ichijou por cualquier cosa. Imagase resulta ser celoso, inseguro, posesivo, e histérico... casi una chica. Pero a Ichijou le gusta. Ichijou es básicamente un buenazo que se pasa la serie intentando hacerlo lo mejor posible en la relación con el chaval, y que no puede evitar dejarse arrastrar cuando se le presenta una tía cachonda... Pero realmente quiere a Imagase. La trama más importante del primer tomo es la seducción de Imagase y el morbo de ver cómo Ichijou va cayendo poco a poco al lado oscuro...


Portada de capítulo: "La serpiente del paraíso"


En el segundo tomo viven como una pareja y también tienen sus crisis, especialmente porque Ichijou quiere estabilidad y el Imagase es un culo de mal asiento (sobre todo por la caña que le da, jaja!)... no quiero decir nada del final, pero no es un "fueron felices y comieron perdices". 
Los aficionados al yaoi (en su mayoría "aficionadas") están familiarizados con las palabras "seme" y "uke", que denominan respectivamente al activo y al pasivo en la cama. Este carácter se suele extrapolar a la identidad del personaje en general y deviene en roles muy marcados. En este caso, Mizushiro Setona ha dibujado a Kyouichi moreno y senpai (significa 'compañero de más edad o de mayor rango'), que como en After School Nightmare hacía Sou, lleva el papel activo en la relación y en la cama. Imagase es rubio y más joven, igualito que Mashiro :) y consecuentemente más mono, más frágil, más pasivo... Bueno, para ser justos, aclararé que Imagase empieza siendo un tipo duro que corrompe a Ichijou, que se deja llevar; y conforme van avanzando en la relación se hace siempre la víctima y ruega al otro que lo quiera un poquito más cada día.






De "malote" a "nenaza"... vaya metamorfosis... si hasta se le agrandan los ojos...


Ha llegado el momento de confesar que Mizushiro Setona escribió este manga pensando en sus amigas casadas y amas de casa y consecuentemente busca su identificación con Imagase. Ya sabéis que en la sociedad japonesa hay mucho machismo, y como he dicho, la historia está pensada para amas de casa... de modo que, aunque ambos trabajan, casi siempre se muestra sólo la vida laboral de Ichijou (que además es jefe de sección, toma ya), ¡con lo interesantes que deben de ser las private investigations de Imagase!... que sólo podemos intuir por la vigilancia obsesiva que mantiene sobre su novio. Aunque tiene vivienda propia, prácticamente vive con Ichijou, y se dedica a limpiar la casa y cocinar para él y a quererle mucho. Que conste que todo esto lo estoy exagerando, en el manga no se dice evidentemente que Imagase sea "un ama de casa". Pero, ahora que lo digo, sí que hay una tira en el segundo tomo en la que se imagina cómo sería su vida con Ichijou si fuera mujer. En el contexto del cómic, resulta súper gracioso; pero a una estudiante de teorías queer... se le incendian los ojos!



"If I were a woman, I'd be an ordinary housewife"


La verdad es que viendo todas estas imágenes me digo: "Pero bueno, Ichijou, ¿cómo te cuesta tanto admitir que lo quieres, si es prácticamente una mujer?". Ya sé que hay homosexuales de todos los colores, desde machorros hasta locazas... pero no sé, me inquieta que los roles estén tan marcados y que la feminización de Imagase sea tan evidente. ¿Por qué no puede ser un tío normal, con una psique femenina y masculina a la vez, al que independientemente de ello le gustan los hombres? Además está la cuestión del cambio de acera que tiene que hacer Ichijou. La autora mantiene en todo momento que él es heterosexual, pero que en un momento de su vida se arrejunta con un tío. Yo tengo la teoría de que nos enamoramos de las personas, o mejor dicho de sus mentes, independientemente de que estén en un cuerpo masculino o femenino, y con eso me hago una bandera arcoiris... pero no es éste el caso.




En conclusión... este manga me ha enseñado los códigos del yaoi, y viene muy bien conocerlos para romperlos en el cómic que estoy haciendo ahora mismo (Otoño). Pero además me ha enseñado mogollón sobre narrativa, ritmo y composición; porque la autora tiene técnica, un dibujo impecable y gran sensibilidad para los efectos especiales (más horteras o más sutiles según el público objetivo) y es que además la tía sabe contar una historia y desarrolla la psicología de los personajes que da gusto... conociendo a Ichijou e Imagase, diría que casi parecen personas. No puedo dejar de admirar a Mizushiro Setona... me ha hecho disfrutar enormemente con una historia difícil de olvidar. Y para terminar de hacerle alabanzas, os recomiendo a todos los que habéis leído este artículo y que os mole el rollo del homoerotismo que lo busquéis por internet y empecéis a leerlo ya (yo lo he visto traducido al inglés en Mangatank). Y os olvidéis de todo lo que he dicho y os abandonéis a este placer adulto...




29 agosto 2014

Proyecto Casa de Muñecas. Conclusión.

La instalación me decepcionó un poco. El resultado daba la sensación de que los muñecos habían invadido la casa, no de ser una "Casa de Muñecas". No estaba a la altura de mis expectativas... y no dejaba de ser el salón de mi casa. Pero tenía que intentarlo, e hice algunos hallazgos; de modo que si volviera a repetirlo sabría qué elementos funcionan juntos y cómo hacer sitio a los muñecos.

Con el proyecto en general estoy bastante satisfecha. En la experimentación he probado muchas cosas, he puesto alambres, gomas y pegamento; he hecho zapatos, he teñido cabelleras y maquillado cuerpos, y hasta he sacado moldes de los muñecos... Siempre se puede hacer más, y me habría encantado poder modelar piezas a mi gusto y ensamblar muñecos más complejos o más grandes. En cuanto a la fotografía, es el mejor registro de mi trabajo y creo que he conseguido crear imágenes efectivas con medios muy limitados (pañuelos, tapetes y lámparas de mesa).

En el futuro me podría plantear hacer un stop-motion. Estos muñecos tienen bastante personalidad y serían buenos personajes para una animación. En este verano, trabajando sola y con poco más de un mes de tiempo, me era imposible.

También me he planteado, aunque suene a broma, crearle una cuenta de Facebook a Lolita en la que publicar sus fotos. Y ver cómo reacciona la gente. No sé si para Lolita supondría una forma de tener popularidad o una forma más de explotación. En ese caso, yo sería una especie de "chulo" que comercia con fotografías perversas. Pero son sólo remordimientos que me asolan a veces, y temo que se mueva y venga de noche a mi habitación a vengarse por lo que le he hecho...

Volviendo al tema, creo que he conseguido herramientas para continuar con esta línea de trabajo en el futuro. Los muñecos, maniquíes y marionetas siempre me han gustado, y voy a continuar recolectando muñecas rotas y utilizándolas de un modo artístico, lúdico o decorativo. Cuando empecé tenía un entusiasmo intelectual militante y sentía que mis muñecos iban a revolucionar los cánones estéticos. A medida que iba jugando con ellos, me fui encariñando cada vez más con sus caprichosas formas y ahora los veo desde un punto de vista más cercano. No son máquinas de guerra... son sólo muñecos.







Bibliografía


  • Pilar Pedraza: Máquinas de amar. Secretos del cuerpo artificial. Editorial Valdemar, Madrid, 1998.
  • Hans Bellmer: Anatomía de la imagen. Ediciones La Central, Barcelona, 2010.
  • Henrik Ibsen: Casa de muñecas. Ed. Alba, Madrid, 1996.
  • Vladimir Nabokov: Lolita. Unidad Editorial, Madrid, 1999.

Filmografía


  • "Lolita", Stanley Kubrik (1962)
  • "Lolita", Adrien Lyne (1997)
  • "Jabberwocky", Jan Svankmajer (1971)
  • "Tamaño natural", Luis García Berlanga (1973)


Proyecto Casa de Muñecas. Instalación.

La idea inicial de este proyecto era montar una instalación con los muñecos simulando una casa de muñecas. Habría muebles de época, de tamaño natural, sobre los que dispondría a los muñecos y entre los que el espectador podría caminar y sentarse. Habría algunos elementos de atrezzo para completar la escenografía: vajilla usada, carteles, fotos de familia, incluso música... Quería crear un espacio que envolviera al espectador y con el que pudiera interactuar. Quería crear la ilusión de que la "casa de muñecas" estaba viva, es decir, que ellos realmente vivían allí y eran capaces de moverse cuando no había nadie mirando. Asimismo, había proyectado reservar una zona para "taller", es decir, lo que sería mi mesa de trabajo; para que los visitantes pudieran jugar ellos también a crear muñecos alternativos.

Así es que empecé a enmarcar las "fotos de familia". Imprimí las fotografías que más me gustaban de los artistas que me han influido y las monté en los marcos que había por casa. Estas fotos se colocarían en las paredes y en mesitas, de modo que fueran los tíos y primos de mis muñecos. Esta labor habría sido mucho más costosa si no me hubiera ayudado mi madre.

A lo largo del proyecto dediqué mucha atención a la fotografía, hasta el punto de que diría que es tan importante como la labor manual. Realicé sesiones de fotos de "la parejita" y de Lolita, y también fotografías que llamo "de postalita", combinando los muñecos con elementos decorativos y una iluminación más cuidada. Llegué a plantearme que las fotografías fueran lo único que mostrara del proyecto. La razón para esto era que las imágenes contienen la posibilidad de que el muñeco tenga vida, le confieren una postura y una iluminación, un sentimiento, en definitiva. En cambio, al verlos físicamente, es indudable que son objetos sin vida. Temía que montar la instalación equivaliera a "matar" a los muñecos.

Con todo, decidí intentarlo, porque hay que arriesgarse para progresar; y utilicé los medios que tenía a mano: el salón de mi casa. No podía conseguir un espacio propio, pero confiaba en que la decoración del salón ayudara a crear ambiente.

Así es que colgué las fotos y coloqué a los muñecos en mesas y estanterías. La muñeca atada con lana quedó colgada de la lámpara, y su compañera Barbie, crucificada con celo en la pared. Hice una selección de las fotos de la parejita y las enmarqué en la pared; y escondí las fotos de Lolita en la novela que le dio nombre. A ella la senté cerca, con el maquillaje corrido. A la entrada, en la mesa del comedor, había emplazado el taller, con piezas de muñecos y herramientas para montarlos.

Durante todo este tiempo me había centrado mucho en los muñecos en sí; pero a la hora del montaje me di cuenta de que era igualmente importante cómo mis figuras interactuaban con el espacio y los muebles, y cómo podía intentar crear escenas.
























































Proyecto Casa de Muñecas. La parejita.


Desde el principio supe que iba a mezclar una Barbie con un Action Man para transexuarlos. Como este proyecto gira en torno a los roles de género, quería ver qué aspecto tenían los dos iconos mezclados. Hay que decir que estuve haciendo pruebas con distintas cabezas de muñeca antes de decidirme. Al hacerles fotos para comparar, me di cuenta de que parecían retratos, quiero decir, fotografías de personas de verdad. Empecé a ver que ciertos muñecos tenían personalidad propia y que podía llevarla a la vida mediante la fotografía.











Finalmente, los elegidos para el experimento fueron "la muñeca que hace abdominales" y "el militar serio". En cuanto perdieron las vestiduras, perdieron la cabeza el uno por el otro.









Ahora se quieren mucho, de hecho, los llamo "la parejita". Resulta tan paradójico verla a ella rodear con sus fuertes brazos los hombros de él, que siempre tiene un gesto tierno. La idea de fondo es el discurso sobre la performatividad del género, la independencia de sexo, sexualidad y género, en la línea de pensamiento de Judith Butler... pero, aunque esto pase desapercibido, tienen una imagen tan plástica que les hice toda una sesión de fotos. Algunas de ellas están enmarcadas en la casa de muñecas, al igual que muchas parejas felices se hacen fotos de estudio y las ponen en el salón o el dormitorio























He de confesar que mi favorito es él, con su cara impasible de hombre y ese cuerpo tan delicado de mujer. ¡Haz uno de tus gestos! ¡La cámara te adora!