Adam y Eve son una pareja de seres milenarios que contemplan desde fuera la caída de la Humanidad. Han sobrevivido a las guerras, han conocido a los grandes artistas y científicos de la Historia, son extremadamente cultos y sensibles... pero necesitan beber sangre para sobrevivir. Reúnen lo más espiritual y lo más carnal del hombre. Son vampiros, y lo percibimos en su modo tan elegante de andar, en su modo de llamar a las cosas por su verdadero nombre, y en su percepción del tiempo, mucho más dilatada que la de los mortales. Podrían ser dos personajes hieráticos e inexpresivos, como estamos acostumbrados a ver, pero realmente nos los creemos y es inevitable empatizar con ellos. Son hermosos y sabios, pero a la vez están marginados y son terriblemente frágiles. Condenados a vivir lejos de la luz del sol y a ocultarse de los zombis, como llaman a los humanos; aunque los necesiten y recurran a métodos inofensivos para conseguir su alimento. Cuando están hambrientos, uno siente verdadera pena por ellos, en cierto modo son como drogadictos que no pueden vivir sin su dosis.
Adam (Tom Hiddleston) es un hombre melancólico, dado a encerrarse en sus meditaciones y en su oscura música. Posee una habilidad increíble con los instrumentos de cuerda y una curiosidad inacabable por el progreso científico. Pero le pesa la inmortalidad y ha perdido el sentido de la vida. Lo vemos languidecer en su mansión de las afueras de Detroit, abarrotada de cachivaches viejos, fotografías de viejos amigos (algunos muertos hace siglos) e instrumentos musicales de toda clase. Su aspecto es de un hombre de treinta años, de piel pálida, pelo largo y enmarañado y estética grunge. Es la imagen del poeta romántico y amargado vestido al estilo de los años 70. Recuerda a Eduardo Manostijeras y a Sueño, el héroe masculino del cómic Sandman (Neil Gaiman).
Eve (Tilda Swinton) es una especie de hada del bosque, son sus rasgos afilados, su esbelta figura y su pelo pajizo y mortalmente blanco. Aparenta algo más de edad que Adam, y también parece haber "nacido" antes. Es el complementario de su amante. Mientras que él se interesa por la ciencia, ella está muy ligada a la naturaleza y es capaz de saber la antigüedad de un objeto con sólo tocarlo. Es tierna y compasiva, y conserva la fe en la vida. Vive rodeada de libros antiguos en un hermoso piso perdido en las callejuelas de Tánger. Es como una versión siniestra y algo masculina de una doncella renacentista.
Lo que hace a esta película diferente del resto es la naturalidad con la que se nos presentan los vampiros. Cuando uno piensa en una película de vampiros, espera ver la dentellada en el cuello y el rito orgiástico de beber la sangre. Al fin y al cabo, eso es lo más morboso de los vampiros, la sublimación sexual a través del canibalismo. Y, sin embargo, Jim Jarmush habla de la cotidianidad de estos vampiros sin ningún espectáculo. Y lo hace de modo que cada movimiento es pura poesía. El guión está lleno de pequeños momentos mágicos, como aquel en el que bailan en el salón. La imagen está muy cuidada, la iluminación es tenebrista, y la cámara se recrea en la belleza de los actores. Otra joya de la película es el sonido. La banda sonora corre a cargo de SQÜRL y Josef van Wissen y combina música arábiga con rock sinfónico de un modo que te pone en trance. La música es también parte de la identidad de los personajes: la música de Eva es mágica y misteriosa, mientras que la que compone Adam te envuelve en una atmósfera pesada. Es como si una te elevara a la vida, y la otra te arrastrara a la muerte. Ambas músicas resuenan en la misma danza en espiral.
Condenados a vivir de noche hasta el fin de los días, Adam y Eve son una pareja de extraños que no pertenece a ningún lugar. Son héroes solitarios, y sólo se tienen a sí mismos -y a los pocos amigos de su clase que les quedan-, y están siempre en el límite del Bien y del Mal. En esto, se parecen mucho a los personajes de las road movies americanas, y se nota la influencia de este género en la película, y en cómo se recrea en los viajes por la carretera. Hay además un fetichismo por lo antiguo, por lo desvencijado, evidente en la decoración de la casa de Adam, que no deja de ser un regalo para la vista. Nosotros también amamos la decadencia.
Esta película hace de contrapeso cultural a las últimas películas de vampiros fast food que hemos podido ver (como Crepúsculo). En ellas se banaliza e incluso se domestica la figura del vampiro. Se es vampiro como se es gay. Los vampiros de Jarmush son tan humanos como los humanos. Si hubiera de compararlos con un referente literario, serían las Crónicas Vampíricas de Anne Rice. Sus vampiros, elegantes y sensuales, sufren a causa de la inmortalidad, y también son testigos del mundo. No castran su demonio interior (que sería el ideal de Crepúsculo), sino que dialogan con él, por decirlo así. Creo que en las películas de Entrevista con el vampiro y La reina de los condenados, que fueron la adaptación al cine de las novelas, se recrearon bastante en lo más visceral de los vampiros; pero guardo el recuerdo de los vampiros de Anne Rice como criaturas de gran profundidad.
En resumen, Sólo los amantes sobreviven es una película llena de sensibilidad, que merece la pena ser vista. No es la típica película de vampiros, y se desarrolla más como un drama que como cine de terror o de fantasía. Un regalo para los sentidos.