28 diciembre 2013

Psicodelia

Cierras los ojos y el tiempo se diluye. Las compuertas de tu Yo se abren y todo tu ser fluye con el instante. Los abres, y ya no eres el perro apaleado de antes, la sonrisa postiza se te cae, la carne se relaja, las manos vuelan y serías capaz de abrazar, de besar a cualquiera de los cuerpos pálidos que se agitan en la misma penumbra que tú.

Estás en trance.

Y ese trance te separa del tiempo, abriéndote las puertas del ahora, un instante compartido entre todos los que saltasteis el abismo ardiente del vaso y rompisteis el cristalino reflejo de vuestra seriedad, yo no adoraría a un Dios que no supiera bailar y vosotros sois ahora ese Dios y estáis vivos.

Estáis vivos.

Pienso en Jack Kerouac y Neal Cassady emborrachándose y colocándose hasta la destrucción - me enseñan que has de destruir una parte de ti para ser libre. Buscaban la vida y la libertad, y es una causa muy digna en un mundo de predicadores de la muerte.


Fotograma de On the road (Walter Salles, 2012)


El espíritu de la Generación Perdida y los hippies -y sus psicodélicos- guiaron a grupos tan fantásticos como los Grateful Dead (americanos) o Amon Duul (Krautrock), que son capaces de llevarte a ese estado de trance con su música psicodélica. Hoy escucho a este joven grupo alemán y siento que su espíritu no se ha perdido.




Aparte del consabido "On the road", de Kerouac, recomiendo la lectura del periodista Tom Wolfe "Ponche de ácido lisérgico", que sigue a Ken Kesey y Neal Cassady en un viaje en autobús por Norteamérica con los Merry Pranksters, su alocados amigos hippies.



07 diciembre 2013

Primera performance

Por fin he podido romper el hielo con este medio artístico, y ha sido para la asignatura de Arte Procesual, de la que hablaré mucho porque es una de las más importantes que tengo en este curso (a pesar de ser una optativa).

A Zarza, nuestro profesor, le gusta darnos una tarea aparentemente simple y que nos perdamos. Partimos siempre de un objeto, en este caso, elegí un estropajo. A primera vista, lo único que me llamó la atención fue su textura suave por un lado y áspera por otro. Eso le gustaría a Svankmajer (recordad al hombre que se masturbaba con cepillos y rodillos llenos de clavos en Conspiradores del placer).
Después de una experimentación plástica en la que pinté con el estropajo, me lo estampé en el cuerpo y terminé por pintarme yo misma y estamparme en la pared, e ideé esta performance que realicé en el aula de Pintura.

La idea es apropiarme de instrumentos de limpieza (fregonas, estropajos, trapos), asociados a la perfecta ama de casa; y utilizarlos en un ritual de liberación sexual. Aparte de Svankmajer, me inspiré en Beatriz Preciado, una filósofa del movimiento queer que habla de "apropiarse de las tecnologías de la subjetividad". No sé si podemos considerar el estropajo una tecnología de la subjetividad, pero desde luego lo utilizo de un modo perverso.

Aunque he actuado varias veces, me daba bastante vergüenza hacer esto delante de la clase, y no me salió del todo como quería (al final tenía que haber un orgasmo). Pero os aseguro que me encantó la experiencia y mis compañeros se quedaron impresionados.


Hola, cuánto tiempo

Cuantísimo tiempo sin publicar nada... cómo se nota que ha empezado el curso... si apenas llego a las entregas, ¡cómo voy a tener tiempo para actualizar el blog!

Eso no quita que tenga mucho que compartir y muchas reflexiones que hacer. Estoy en cuarto, y estoy aprendiendo mucho, y desarrollando un toque personal y una mirada crítica... o eso intento. Sigo en una nebulosa de dudas, miedos e inseguridades; pero tengo un amigo que dice estar "casado con la duda" y parece que le va bien. Intento construir mi propio "modo de vivir", aunque se me aparezcan a veces los fantasmas de la locura. Ser capaz de perderse no es tan fácil: hay que estar atento a las señales, que pueden ser una película, un rincón secreto o una extraña que te invita a una copa. Y no sólo hace falta tener sensibilidad, sino valor para seguirlas.

Y, una vez perdido, encontrarse cuesta trabajo, sobre todo en el ámbito artístico: hace falta experimentar, equivocarse y arriesgarse para lograr algo que te servirá ahora (o más tarde).

Esto es para mí, así que más vale que lo haga bien.