27 septiembre 2015

ESTAMPA 2015



Un año más, me he colado en Estampa para ver qué se mueve en el mercado del arte actual. De entrada diré que no me gustan especialmente las ferias de arte, me hacen sentir incómoda, todo es tan frío y las obras están tan igualadas entre sí que son meros fetiches. Pero siempre encuentro inspiración. Entre muchas obras malas suele haber alguna buena.


Puestos a ordenar las obras de alguna manera, las clasificaría en tres tendencias: esteticistas, críticas y experimentales. Las de corte esteticista son las más numerosas, ya sean retratos, fotografías o esculturas de hierro. Una de las primeras obras que llamó mi atención fueron los retratos de Chechu Alara (Espacio Líquido), que estaban difuminados al punto de parecer inacabados, o meros bocetos de pintor. Pero me producían una sensación de ausencia, como si se cuestionara la solidez del modelo. Otro tipo de retratos muy distintos eran las fotografías en blanco y negro de Miguel Bergasa, que parecían sacados de una revista de antropología. Las fotos en blanco y negro se siguen llevando, y a veces encuentras cosas muy poéticas, como los desnudos de Masao Yamamoto. No era el único artista nipón que exponía, también vi unos dibujos a tinta de un tal Tsuchiya que eran puro arte tradicional japonés.



Chechu Alara


Miguel Bergasa


Masao Yamamoto


Tsuchiya

La verdad es que no soy una artista que tire mucho por la estética, pero estas son algunas de las obras que más me han gustado. Muchas veces, al conocer la dificultad de una determinada técnica, te regodeas en la belleza y la perfección técnica de una obra. Otras veces, te refugias en ellas después de ver una cantidad ingente de obras FEAS. Las obras estéticas dicen "soy lo que soy, estoy aquí para alegrarte la vista" y continúan una larga tradición de esteticismo en el arte. Me encantaron, por ejemplo, la escultura de hierro con luces por dentro de Sánchez Alonso, y las guarrerías de Gustavo Díaz Sosa, habitual en Estampa, que siempre hace unos dibujos a carboncillo preciosos. Por último, la Editorial Marten había hecho un libro de grabados sobre el tema de los siete pecados capitales con la colaboración de varios artistas, y era un compendio de técnicas grabado y estilos de dibujo muy majo.



Carlos Sánchez Alonso


Fernando Bellver


Gustavo Díaz Sosa


En segundo lugar están las obras críticas. Son menos numerosas, lo cierto es que no hay tantos artistas que actualmente hagan crítica y que además expongan en galerías. Sólo me fijé en un par de ellas. La primera, "Bad money", de Fernando Bellver, era una serie de dibujos de billetes en los que representaba el origen inmoral o destructivo del dinero: corrupción, trata de blancas, petróleo... Otro artista que me llamó la atención fue Enrique Marty, con sus esculturas grotescamente expresivas, todo lo que hace tiene un aire como de siniestro y torturado. Había una animación muy cutre (o fea) que sin embargo funcionaba, tenía un contenido oscuro al que le iba bien el estilo entrecortado y torpe de las animaciones ("From perfection to realism"). También tenía una serie de retratos pintados a partir de fotografías, o eso parecían al menos, con situaciones íntimas y un poco grotescas, como un hombre en el váter o una mujer masturbándose. Los pies de foto que las acompañaban daban una cercanía inesperada e incómoda con el tema pintado. Este artista me pareció muy interesante y me gustaría seguir conociendo su obra.


"Bad money", Fernando Bellver



Enrique Marty

Sienta bien encontrar obras de este tipo entre tanta banalidad, aún hay artistas que se preocupan por criticar de alguna manera la situación política y económica o el mercado del arte. Aunque siempre resulta un poco contradictorio que estas obras se vendan en ferias que alimentan esta situación. El capitalismo está montado de tal manera que absorbe sus críticas y las desactiva; en esta feria, las obras críticas estaban igualadas con el resto de obras y perdían gran parte de su potencial subversivo. Poneos en situación: acabas de ver unas fotografías de un desastre natural o de las víctimas del terrorismo y de repente te encuentras una reproducción a gran escala de unas patatas fritas. Nada parecía tener sentido y tenías que estar constantemente cambiando el filtro. Esta saturación y descontextualización es lo que menos me gusta de estas ferias. Había una cantidad ingente de obras FEAS, es decir, mal hechas a propósito, con trazos infantiles o con aspecto de pintada callejera. Y la fealdad es una cara más de la belleza, puede ser una estética tan válida como las demás (por ejemplo en la obra de Marty citada más arriba); pero cuando la ves descontextualizada, sin saber por qué, te da la sensación de que te están tomando el pelo.

Por último, están las obras experimentales. Obras en las que la experimentación formal era más importante que el concepto. He de decir que vi muchas obras de "pintura expandida", que si bien contrastaban con el resto de obras, pertenecen a una tendencia que se lleva haciendo desde los años 60 con el action painting; o sea que hoy en día no son tan experimentales como, por ejemplo, una obra hecha con Arduino. Pero ni siquiera ésta era gran cosa: unas varillas de hierro con unos LEDs que iban cambiando de color, de modo que los haces de luz se proyectaban en la pared y se iban combinando y creando nuevos colores. Muy bonito y muy caro, pero si uno piensa la cantidad de cosas que se pueden hacer con Arduino, sobre todo en cuanto a entornos interactivos e interfaces... pues da un poco de risa. Y no necesitas ponerle un título en alemán.



Manuel Calvo (geometría, minimalismo, cuadros cinéticos)


Irma Álvarez Laviada (pintura doblada) Premio Naranjasconarte


Felipe Talo (el soporte es arpillera)


Pau Sampera (fragmento) (collage y textura craquelada)


"Farbmaschine", José Antonio Orts (Arduino)


Honestamente, de esta sección, lo que más me gustó fueron unos collages de Maria Noël (Galería Aina Nowak) en los que mezclaba dibujo y escritura, reuniendo tipografías y trazos. En cierto modo, todo son grafismos: las letras no dejan de ser dibujos; y  los trazos pueden llegar a verse como caligrafía. Los collages de esta artista tenían un tono poético e intimista -algunos incluso contenían fragmentos de poemas- y me resultaban muy inspiradores para mi proyecto de cómic Otoño.




Maria Noël


Uno de los enclaves más extravagantes de la feria era el de la revista digital de arte contemporáneo PAC, la cual había hecho una colaboración con la marca de vodka Absolut y te regalaban botellas (vacías) de vodka decoradas por artistas emergentes, entre ellos Yes y Mercedes Bellido (compañeros de mi facultad). Los primeros 75 visitantes podían llevarse una botella decorada por estos artistas y una fotocopia de sus diseños. ¿Quién se iba a perder la oportunidad de tener una "obra de arte" en su casa, gratis? La verdad es que nos hizo gracia la idea y nos llevamos fotocopias de esos artistas, que al menos los conocemos, y una botella, por si no tuviera ya suficientes botellas después del proyecto de Arduino que hice en el máster...


Botellas de Absolut decoradas por Mercedes Bellido
#fotocopyart


Bueno, como habréis podido deducir a lo largo de este artículo, mi opinión general de Estampa es bastante mala. Entre otras cosas, me parece un cementerio del arte. Todo me resulta falso, un postureo, donde lo que menos importa son las obras... y lo que importa es vender. Las obras de arte son vistas como fetiches, son un artículo de lujo y a la vez algo único, y se especula con ellas.... creo que estas fueron las ideas que me llevaron a comprar una cosa realmente simple, una cajita de cerillas decorada por la artista gráfica Amparo Méndez. Esta artista estaba en un puestecito intentando vender sus grabados y libros de artista. Empaticé con ella y quise apoyarla, ella era la única que no intentaba ser algo que no era. Y me quedé con esta pequeña pieza que simboliza el espíritu de Estampa: "Para ti, que lo tienes todo"... lo único que te puede sorprender ya es una obra de arte.













No hay comentarios:

Publicar un comentario