¿Cómo os podría describir esta librería tan singular? Llama al visitante con una mesa en la calle atestada de libros baratos. Al entrar, desde el suelo de parquet hasta las estanterías blancas, todo lo inundan los libros: libros en el suelo, desparramados y en forma de torre, rodeando la mesa del librero, parecen una colonia de champiñones. Son los libros sin catalogar que esperan su turno para ser revisados por Ángel, el dueño de la librería. La primera vez que entré, hace ya cinco años, me encantó el aire desordenado pero acogedor de este sitio, y me llamó la atención que siempre había buena música clásica de fondo. Empecé a conocer a Ángel, que sabe un montón de música, y con el que se puede charlar de todo (le acababa contando mi vida cada vez que iba). Siempre pensaba que me iba a encontrar a alguien interesante, y nos íbamos a enamorar e íbamos a salir del brazo de la librería... pero eso nunca pasó, y acababa yéndome con un libro bajo el brazo, que tampoco está mal.
Ahora que lo pienso, la mitad de mi colección de libros de Madrid ha salido de las estanterías de este sitio. Tiene tantas cosas, y tan baratas (por lo general, un libro te vale entre 1 y 5 €, a no ser que sea de coleccionista); que siempre que entraba acababa llevándome algo. Aquí es donde compré, por ejemplo, El arte de amar y El arte de escuchar, de Erich Fromm; y con ellos descubrí el encanto de los libros subrayados y anotados por otros. También husmeé largamente las secciones de cómic y revistas viejas... así es como conseguí unos números viejos de Ranma 1/2 de la primera vez que se publicaron en España, en formato grande; además de un manga erótico buenísimo, súper gracioso y ochentero, llamado Ogenki Clinic, que hizo las delicias de mis amigos. También me gustaban las revistas viejas... (de la época de Franco e incluso anteriores), y llegué a encontrar tebeos de cuando mis padres eran pequeños. La sección de Filosofía y de Literatura Clásica no se libraba de ser revisada, aunque he de decir que no me leía todo lo que compraba, y en mi mesa se iban apilando los libros a imagen y semejanza de la librería de la que habían venido. Otra de las adquisiciones sonadas es un libro del que tengo que colgar un resumen algún día: The HOMO handbook, un manual de Judy Carter para salir del armario. ¡Estaba pidiendo a gritos que lo sacaran de esa estantería! Por último, siempre me arrepentiré de no haber comprado aquella novela libertina tan rara llamada Las once mil vergas, de Apollinaire. Volví al cabo de dos semanas dispuesta a entregarme a la tentación y ¡zas!¡ya no estaba! alguien más pervertido que yo se me había adelantado.
Libros llenos de polvo, libros garabateados, libros del año de Maricastaña, libros que esconden secretos... libros que llevan la huella del tiempo en sus páginas y en el lomo y que esperan, dormidos, que alguien los devuelva a la vida leyéndolos. Quizá por eso hay un aire de "sueño" ahí dentro. Una vez entras, te atrapa y es difícil que un libro no acabe llamando tu atención... me gusta tanto que en 2014 grabé un corto en esta librería: se llama Metrópolis y lo realicé con Nayla Novotny.
Fotograma de Metrópolis, rodada en la librería Multilibro. Para ver el corto visita mi Canal de Youtube.
Así que esta es mi esquela para mi librería de segunda mano favorita de Madrid. ¿Qué digo esquela?... ¡elogio! Todavía no ha cerrado. Iba a cerrar el 31 de diciembre, pero hace un par de días me pasé a despedirme del dueño y me insinuó que tal vez podría estirar unos días de enero. Así que aún estáis a tiempo de pasaros a conocer este sitio tan lleno de encanto antes de que cierre. Quién sabe, quizá podéis encontrar un regalo para las Navidades... yo os digo que hay libros para todos los gustos. Y baratos. Y, si no encontráis lo que buscáis, podéis preguntarle a Ángel, que es muy simpático.
¡Casi se me olvida dar la dirección! Fernando el Católico, 69. Muy cerca del Intercambiador de Moncloa y de los bajos de Argüelles. ¡De verdad, merece la pena visitarla!
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