Domingo, 11 de agosto de 2013, a las 12 de la madrugada en la 2.
Beatriz Preciado estuvo estupenda, habló muy bien. Aquellos que hablaron de ella la pusieron por las nubes.
Para los que no la conozcáis, Beatriz Preciado es una activista y teórica del movimiento queer, que significa raro, y viene a englobar las identidades sexuales alternativas (LGTB, entre otras). Es filósofa y tiene tres libros publicados. Ahora da clases de Historia Política del Cuerpo y Teoría del Género en la Universidad París VIII.
Realmente interesante para todos los que no encajamos en las categorías establecidas de masculinidad y feminidad (y, dado lo cerradas que son, no es de extrañar). Beatriz cuestiona estas categorías, que se quieren amparar en cuestiones anatómicas para definir nuestros deseos "porque es lo natural" (siempre desconfío de ese argumento, y en algo tan complejo como la sexualidad, se queda demasiado simple). Pero no es una mera defensa de la homosexualidad o la bisexualidad, sino una reivindicación de la identidad y la diversidad, que tanto nos cuesta entender. Realmente, el erotismo es algo tan misterioso... y, como dice la filósofa, no tenemos que dejarnos amedrentar por los cánones reinantes sino mirarnos al espejo y afirmar nuestras particularidades: reapropiarnos de las tecnologías de la identidad.
La puesta en práctica más conocida de las teorías de Beatriz la testimonia en Testo-Yonqui: se estuvo administrando testosterona mientras escribía el libro y, de este modo, se burlaba simbólicamente del orden biológico.
Me causa admiración alguien que tiene el valor de creer en sus diferencias y señalar con una visión tan aguda los instrumentos de normalización que nos envuelven.
El caso es que tuve oportunidad de hablar con Beatriz Preciado el último día de la Complu en la calle, un sábado de marzo que fuimos los de la facultad de Bellas Artes a poner pancartas en la plaza del Reina Sofía, el mismo día que ella daba una conferencia en el museo. La vi sentada en la bancada, hablando con un grupito de gente y gesticulando vigorosamente... querría haberle saludado y decirle que yo también me pinto bigote, pero me pudo la vergüenza. ¡Cuánto me arrepiento ahora!
A quien le interese el tema puede también leer sobre Judith Butler, otra teórica feminista que tiraba por tierra las categorías hombre/mujer y hablaba de la performatividad del género.
Judith Butler para principiantes (texto de Leticia Sabsay)
Otras referencias son Donna Haraway y el Manifiesto Cyborg, y la película documental Ballad of Genesis and lady Jaye, que narra el romance de Genesis P-Orridge y Lady Jaye y su transformación física y psicológica en una suma de ambos, un ser pandrógino.
Hombre o mujer, ¿qué más da? Las mentes no entienden de género. |
Os dejo algunas citas del programa:
A mí, lo que me interesa no es descubrir la verdad, sino inventarla, producirla.
Las prácticas filosóficas son prácticas de invención de la verdad como lo son las prácticas sociales en su conjunto, es decir: el colegio es una máquina de producción de verdad, el museo es otra, la televisión es otra...
Es importante darse cuenta de que esas máquinas las inventamos nosotros, esas tecnologías de producción de verdad son nuestras; por tanto, lo que hay que hacer es que sean tecnologías abiertas que podamos compartir, que podamos tomar decisiones lo más consensuales y lo más plurales posibles, que esas máquinas de producción de verdad no sean capturadas por la élite sexual, el monolongüismo, el neoliberalismo... que estén abiertas a lo múltiple.
Lo que me interesa es eso que Foucault llamaba la invención de la libertad. No que la libertad exista, la libertad no existe. La libertad está por inventar, hay que inventarla. Eso es lo que me interesa en la filosofía: la invención de nuevas prácticas de subjetivación.
Para mí, los movimientos de resistencia política son estrategias de expropiación de las técnicas de producción de la verdad, del cuerpo, de la subjetividad.
Se trata de no ser un funcionario homosexual, sino un revolucionario total. (...) Es necesaria una cierta violencia, pero una violencia simbólica. Hay violencia en esos ejercicios de reapropiación de las tecnologías.
El momento de tránsito es darte cuenta de que ningún texto es sagrado. De que todos los textos están ahí para ser abiertos, deconstruidos, leídos, reescritos. Para mí, ésa es la práctica filosófica, la desacralización del texto, de cualquier texto. El texto no es solamente eso que entendemos por texto: el cuerpo es un texto, la sexualidad es un texto, la ciudad es un texto... y esos textos están más sacralizados que la Biblia.
La homosexualidad y la heterosexualidad no existen. Son ficciones políticas. No hay nadie que sea heterosexual o lesbiana o bisexual; esto son estructuras de conocimiento, discursos médico- jurídicos. (...) Nos confrontamos desde el s. XIX a un conjunto de regímenes políticos que se sustentan en discursos científicos. Cuidado: despertemos de este sueño histórico falacioso: la identidad sexual como verdad anatómica o psicológica, no existe, lo que existe son un conjunto de paradigmas científicos, paradigmas jurídicos y regímenes políticos que permiten que cada sujeto acabe generando una ficción de sí mismo en tanto que heterosexual, homosexual... se trata de ficciones políticas cuya fuerza es tan extraordinaria que acaban teniendo solidez somática, se acaban inscribiendo en el cuerpo y acaban tomando la forma de la subjetividad.
Si sigo escribiendo e interviniendo en los movimientos sociales y políticos es porque soy un utopista delirante. (...) Cualquier pequeña mecha es el inicio de una revolución. Cada pequeño grupo es una posible asamblea constituyente.
Manifiesto Contra-sexual Ed. Anagrama, 2002
Testo-Yonqui Ed. Espasa, 2008
Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría. Ed. Anagrama, 2010.
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